¿Te ha pasado que a veces empiezas algo con mucho entusiasmo, pero luego lo dejas en el olvido? Algo así como lo que hacemos cada Año Nuevo, cuando nos sentamos a hacer el listado de propósitos y acciones que queremos implementar en nuestra vida a partir del 1 de enero.
Sin embargo, con el paso de los días, ese entusiasmo o energía desaparecen y terminamos perdiendo de vista nuestro propósito, lo nos termina generando frustración. Para eso, los buenos hábitos son la mejor herramienta para que las metas no queden en el aire; sino que las vuelven parte de nuestra cotidianeidad.
Y es que vámonos a entender lo que es un hábito. Para James Clear, son acciones que hacemos todos los días, sin darnos cuenta. Nacen de las pequeñas acciones que repetimos y vamos fortaleciendo, como puede ser comenzar a preparar tu café en casa para llevar al trabajo y ahorrar ese dinero. Tener buenos hábitos financieros nos ayuda a tener un orden, a vivir una vida tranquila, lograr metas, planear nuestro futuro y cumplir nuestros sueños.
Ahora, no todo se logra de un día para otro. Implementar nuevos hábitos, requiere, primero, de que seamos conscientes de ellos. Y cuando hablamos de finanzas, es entender los conceptos básicos que deberíamos conocer y manejar para hacer parte de nuestro día a día. Una buena forma de empezar es dejar el miedo de acercarte a términos financieros y comprender de qué se tratan te ayuda a tomar mejores decisiones.
Comportamientos que puedes transformar
Creer que todas las deudas son malas
No lo vamos a negar, las deudas son el principio de la realización de muchos sueños y te ayudan a construir un historial crediticio, pero aprender a llevarlas bien, a no sobrepasarse y a cumplir con los pagos es el verdadero reto.
Cuando nos sobreendeudamos, es decir, cuando aceptamos más deudas de las que en verdad podemos pagar, es cuando comenzamos a sentir que son interminables. Entre más nos tome liquidarlas, más terminaremos pagando porque se van aumentando los intereses. Las deudas no son malas, somos nosotros quienes tomamos decisiones erradas al endeudarnos en cosas en las que no deberíamos. Una pregunta clave para saber si la deuda vale la pena o no es: ¿lo necesitas o solo es un deseo? Si solo es un deseo, tal vez no es la mejor idea que hagas ese gasto.
Pensar que tener un historial crediticio es lo peor
El historial crediticio es un reporte de nuestra vida crediticia. Es decir, tu vida crediticia en sus hitos. Información que usan las entidades financieras cuando quieres solicitar un nuevo crédito para saber qué tan puntual y responsable has sido en el pasado. Por eso, tu historial crediticio se compone por el detalle de los créditos y productos financieros que tienes o has tenido a tu nombre y un puntaje que se construye según tu comportamiento de pago.
Como ves, tener un historial crediticio no es malo. Es más, necesitamos estar en el registro para que nos puedan aprobar créditos. Lo importante es construir un puntaje positivo.
No sacarle provecho a las tarjetas de crédito
Cuando usamos una tarjeta de crédito, solemos enfrentarnos a ese miedo de terminar sobreendeudados y con una lista más de cosas por preocuparnos. Sin embargo, no tiene que ser así. Solo se trata de ser conscientes con su manejo y saber en qué la usamos. La clave está en estar pendientes de dos momentos claves:
- Fecha de corte: el momento en el que se cierran todos tus movimientos de los últimos 30 días. Depende de cada persona definir esta fecha, pero una vez la elijas, siempre será la misma. Por ejemplo, puedes decidir que tu fecha de corte sea los días 15 del mes. Eso quiere decir que todo lo que hagas entre el 16 y el 14 del mes siguiente, entrará en la misma cuenta.
- Fecha de pago: suele ser 20 días después de tu fecha de corte y es el día máximo que fijas para pagar tu tarjeta.
Cada mes, puedes elegir pagar el monto mínimo, el total de la deuda o ingresar un valor diferente (siempre y cuando sea superior al mínimo).
Pensar que para ahorrar necesitas mucho dinero
Una de las mayores limitantes que tenemos al momento de ahorrar es decirnos que lo haremos cuando ya tengamos suficiente para arrancar. Y, si nos ponemos a ver, eso nunca va a pasar. Lo más importante siempre es iniciar, así sea con poco. Aquí unas recomendaciones:
- Establece una meta: para qué quieres ahorrar, qué es lo que quieres hacer.
- Analiza cuánto es lo que necesitas para conseguir esa meta. Cotiza, compara precios, busca información sobre lo que quieres.
- Ponle una fecha: en cuánto tiempo la esperas alcanzar. Divide la cantidad que necesitas por los meses en los que esperas lograr lo que quieres: eso es lo que deberías ahorrar mes a mes. Si recibes pagos adicionales al mes, los puedes destinar a tu meta.
Ahora, ¿qué puedes hacer para tener cada mes para ahorrar? Lo más importante es que revises tus gastos y, para eso, el presupuesto es tu mejor amigo. Analiza cuáles de esas compras al mes no necesitas tanto que puedas eliminar para aprovechar mejor ese dinero en el ahorro.
Como ves, lo fundamental es transformar pensamientos para que las acciones enfocadas en nuestro bienestar se den casi que de manera inconsciente. Finalmente, siempre recuerda, los hábitos no se obtienen en un día, ni dos, es un trabajo de meses. Que sí puedes iniciar desde el 1 de enero, pero que debes mantener constante para que sean parte de ti sin darte cuenta.
Recomendaciones finales:
- Iniciar con pequeños pasos.
- Tener un referente o ejemplo a seguir que te inspire.
- Saber qué es lo que te motiva a hacerlo.